La fuente de la revista «Algarabía», ahora disponible para su compra.(Entrevista con su papá: Leo Vázquez) 2020.07.05

Tipósfera
13 min readJul 7, 2020
Fotografía de Leonardo Vázquez, en blanco y negro, de pie con un fondo de árboles en un entorno urbano.
Leonardo Vázquez y unos arbolitos.

Leo es un diseñador editorial, a quien conozco desde hace algunos años a través de internet, y con quien pude platicar cara a cara finalmente, en una reciente reunión de ATypI, en Puebla (México). Leo se especializó en tipografía, en el Atelier National de Recherche Typographique, en Francia. Luego obtuvo una maestría en Teoría Crítica y fue director de arte en Conaculta y la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México. Trabajó también como director de arte en la revista Artes de México y otras editoriales privadas, y ha sido catedrático en licenciaturas y posgrados de diseño y tipografía.

A raíz de anunciar en Facebook que Algarabía –la fuente que creó para la revista mexicana del mismo nombre– estaba a la venta, decidí hacerle una entrevista sobre letras: procesos creativos, tiempos de desarrollo, influencias creativas, costos y –ya entrados en gastos– sobre racismo y sobre la creación de la (créalo o no) Asociación Mexicana de Tipografía.

Sobre la fase inicial de la «Algarabía Texto»

Tipósfera: Leo, ¿a qué obedeció la necesidad de parte de la revista de una fuente nueva para su edición?

Leo: Esto empezó hace ya varios años. Victoria García Jolly – la Directora de Arte de la revista Algarabía– me comentó su inquietud de generar una nueva fuente para formarla. En ese entonces venía el aniversario xv de la revista y calculamos que estaría terminada para entonces. Esto sucedió creo por ahí del 2014…

Presentación visual de distintos estilos de Algarabía Texto, dispuestos en líneas horizontales, en blanco y negro.
Las distintas variantes estilísticas de Algarabía Texto.

T: ¿Cuáles fueron tus directrices (si las hubo) sobre lo que se quería? ¿Se llegó a plantear que la fuente debería también funcionar en algún momento para pantalla?

Leo: Platiqué muchas veces con Victoria sobre lo que buscaba en la familia tipográfica. Ella tenía ideas bien precisas sobre el tema y sí tenían que ver con la historia de la publicación, que ha tenido dos épocas. En la primera época, cuando se fundó, se usaba la fuente Berkeley –diseñada por Goudy–. Luego se cambió a una muy diferente: Priori (en sus versiones con y sin patín). Ambas versiones fueron diseñadas por Jonathan Barnbrook: un diseñador inglés a quien le gustaba la tipografía, pero que incursionó desde el diseño gráfico no-tipográfico. Esa fue la razón por la que muchas de sus creaciones fuesen bastante experimentales y que llamasen la atención del establishment tipográfico mundial.

Algarabía no está optimizada para funcionar en pantalla: puede verse bien, pero probablemente tenga problemas en ciertos tamaños o dispositivos. Está pensada para impresión.

Imagen de una página de la fuente Algarabía en uso dentro de la revista del mismo nombre.
El formato marcadamente vertical en una revista, típicamente demanda una fuente de cuerpo compacto y líneas cortas para sus artículos.

T: ¿Qué tanto el formato inusual de la revista (bastante alto en comparación con revistas estándar) dictó la anatomía de tu fuente?

Leo: El formato ha sido así desde que se fundó la revista. Realmente el diseño de la familia Algarabía Texto está basado en las proporciones de Berkeley, pues Victoria me dijo que le gustaba mucho la mancha tipográfica. Las proporciones de Berkeley son ligeramente condensadas y se acomodan muy bien a unas proporciones de página vertical como la de revista Algarabía. El rendimiento de Algarabía es tal cual el de Berkeley.

T: El uso adecuado de una fuente puede ayudar a resaltar la «personalidad» que se desea proyectar en una publicación. Algarabía es una revista de cultura accesible, con un dejo de humor e irreverencia en sus textos, y siento algo parecido a esto último ya desde esa «A» en tu fuente, que parece que está animada y camina. ¿Hubo factores de esa «personalidad» deseada, que influyesen en tus decisiones de diseño, más allá de razonamientos puramente utilitarios?

Leo: Victoria me hacía hincapié en que le gustaban ciertos rasgos de Priori: en particular la unión abrupta de rectas con curvas. De estos comentarios salió la idea de usar patines unilaterales. A partir de esas ideas rectoras se desarrolló todo el alfabeto. Al final, Algarabía Texto es una tipografía un poco irreverente pero bastante legible. Una cosa importante es que la revista Algarabía tiene en sus páginas secciones de contenido bien definidas, lo cual hizo que fuera muy clara la necesidad de variantes tipográficas para usos específicos. Algarabía Texto es una letra de batalla (como se le conoce en el argot de la impresión a las familias diseñadas para cumplir con la mayoría de los objetivos de formación en un proyecto editorial promedio).

Otra página de la revista, mostrando los caracteres alternativos de la letra, bastante dinámicos y juguetones.
Lo lúdico en la letra. Esa «A» caminante ❤.

T: ¿Cuáles fueron tus inspiraciones de diseño para llegar a la forma final de Algarabía? (diseñadores específicos, corrientes estéticas, etc.)

Leo: Siempre me llamaron la atención Frederic Goudy y W.A. Dwiggins, dos diseñadores norteamericanos de mediados del siglo xx, porque representan la ruptura con los cánones tipográficos europeos. Fueron artistas de la letra que siguieron su intuición más que las modas o tendencias, por el simple hecho de que estaban resolviendo necesidades para su propio país. Me identifico con la postura de ambos, de hacer algo original y útil en el contexto (impresión, papel, legibilidad, personalidad) para el cual se solicitó el trabajo.

T: ¿Qué te motivó a usar patines unilaterales? (Esa «A» caminante me sigue encantando) ¿Espíritu lúdico, necesidad utilitaria…?

Leo: Una necesidad del cliente era el crear algo diferente, pero conservando un espíritu clásico. Creo que Algarabía Texto es un ejemplo de equilibrio entre originalidad, legibilidad y funcionalidad. La que sí es totalmente loca es Algarabía Sección. Siempre había querido hacer algo así, pero hay que meditar mucho en cómo las formas pueden llegar a funcionar adecuadamente, y en que las combinaciones de letras no sacrifiquen la legibilidad. El resultado me gusta mucho, pero la mejor satisfacción en esto es cuando los usuarios usan lo que haces y la usan en formas totalmente que nunca esperaste.

T: Durante la fase de diseño, ¿hubo algún momento en que pensaste en la formación clásica de cómo crear fuentes, pero decidiste mandarla al carajo y hacer lo que tú quisiste, aún contraviniéndola en mayor o menor grado?

Leo: Me daba un poco de miedo que la tipografía fuera «mal vista» por el establishment mexicano, pero siempre me he salido con la mía en lo que propongo. Mi mayor satisfacción es que el cliente la usa y le gustó.

Sobre la fase intermedia del proyecto

Las posibilidades editoriales de Algarabía.

T: ¿Cuántas personas participaron en este proyecto tipográfico?

Leo: Te lo desglosaré según los miembros de la familia. Algarabía está compuesta por 8 variantes para Algarabía Texto y una variante para Algarabía Sección.

En Algarabía Texto participamos Victoria Jolly, un servidor, Elí Castellanos (quien al inicio ayudó para la producción) y José Luis Acosta (quien realizó la producción definitva de la fuente).

En Algarabía Sección estuvimos Luna Kindler y yo. Luna diseñó gran parte de las ligaduras y los dingbats que hacen de esta fuente muy útil para textos cortos y grandes: de ahí su nombre. Luna es una diseñadora francesa que pasó por mi estudio haciendo servicio social y estudió en ENSAV La Cambre, enBruselas.

T: ¿Cuáles fueron tus herramientas digitales para la creación del proyecto?

Leo: Me tardé mucho en terminarla por muchas razones. Se hizo totalmente en FontLab 5 porque José Luis –quien la produjo– domina esa versión del programa. Una vez cerca de la liberación pública de la fuente, el Fontlab 7 ya estaba disponible.

Sobre la fase final del proyecto

T: Tanto en Lectura como en Algarabía encuentro una tendencia a la forma concisa; aún las formas más inventivas están resueltas con economía de nodos. En tus proyectos, ¿hasta qué punto eso ha estado condicionado por los programas que utilizas (crear más puntos e inflexiones de curvas requiere de más tiempo) y/o por los plazos de entrega? ¿O han son decisiones completamente intencionales, independientemente de los factores antes mencionados?

Leo: En el proceso de dibujo de la letra vectorial trato de ir rápido, pero al momento de producir, hubo que limpiar, rehacer, corregir los glifos un montón. Realmente la chamba más pesada fue al momento de la producción. La letra tiene muchos recovecos, esquinas, curvas, tangentes, etc. No es una letra patinada con formas sencillas o rápidas de hacer: eso hace que se deba tomar en cuenta la limpieza de los nodos al momento de dibujar. Afortunadamente José Luis pasó a revisar glifo por glifo y puedo garantizar que la calidad técnica de la fuente es pefecta.

T: ¿Cuánto tiempo te tomó aproximadamente terminar cada fase del proyecto Algarabía? (concepto, bosquejos a mano, vectorización, espaciamiento, programación).

Leo: La hice en varios momentos, también por temas financieros. El dinero no fluía y yo no podía cumplir con mis calendarios de entrega o pagos. La parte más intensa fue la producción final. Se hizo una entrega en versión beta, que fuera usable para la editorial y que funcionara como una entrega de trabajo (de revisión). En esa entrega nos dimos cuenta de que había errores de dibujo y espaciado. El cliente me iba comentando las limitaciones de esa entrega mientras las iba encontrando.

La versión disponible para el público esta totalmente corregida y totalmente revisada. Aquí sí fue un trabajo de dos años intensos, donde trabajé muy de cerca con José Luis, con correcciones puntuales sobre glifos y detalles que había que corregir.

T: ¿A qué se debe que ahora la fuente ha sido liberada para su venta general? ¿Hubo necesidad de algún acuerdo comercial entre tú como creador y la revista como cliente?

Leo: Con la editorial acordamos en que yo podría comercializarla después de tres años de entregada la versión final, pero nos fuimos a cuatro años (¡!). Esto se hizo también para compensar una diferencia de pago que tuvo la editorial durante el proceso de trabajo: así podría yo recuperar esa inversión.

T: ¿Cómo le pones precio a una fuente digital? Al decidir colocarla en venta, ¿tienes un mercado geográfico en mente?

Leo: Pregunté a colegas y también comparé fuentes con las mismas características. El precio va en función de la extensión de los sub-grupos de Unicode que cada variante tenga, y del trabajo implícito en el diseño y producción de la letra. Dentro de un rango encontrado tomé la desición.

En las «Algarabías» hay mucho mucho trabajo de producción y de diseño, pues otra de las solicitudes del cliente es que fuera multilingüe (escrituras occidentales), pues la revista trata muchísimos temas de conocimiento del mundo entero. Algarabía Texto usa el sub-grupo Adobe latin 3; Algarabía Sección tiene un sub-grupo propio.

Muestra de los dingbats contenidos en la fuente, separando visualmente palabras.
Los dingbats en sana convivencia con las letras.

T: ¿Qué le dirías a tus posibles compradores sobre las ventajas y usos recomendados de Algarabía? ¿Dónde consideras que están sus fortalezas? ¿Tiene alguna programación de OpenType interesantilla que no sea tan aparente sólo con verla ya en uso? Oh cielos, tantas preguntas.

Leo: Que la usen. Algarabía Texto tiene una buena mancha tipográfica y buen rendimiento. Se ve bien en composición de textos. Si viven en México, la pueden observar en uso en la revista Algarabía. Los detalles particulares de sus terminaciones son realmente imperceptibles en cuerpo de texto, pero al mismo tiempo son evidentes en otras versiones como las itálicas, y le añaden dinamismo a la página.

Algarabía Texto, tiene un montón de funcionalidades de OpenType, puesto que le dedicamos mucho tiempo al tema de las fracciones, numerales, alineados, alineados proporcionales, no alineados, no alineados proporcionales y versalitos. Además, cuenta con un sinfín de ligaduras extras que Victoria solicitó –como ya mencioné– para la cobertura lingüística, y otros tantos dingbats.

La que es realmente un juguete es la Algarabía Sección: ahí sólo hay ligaduras y caracteres anidados que se van ensamblando según la palabra, pero aún así te da opciones para que la personalices. Esta versión tienen una opción de mayúsculas de entrada o salida, con florituras que se pueden combinar con los cerca de cien dingbats, que hacen de ella una familia bien versátil y divertida de uso para títulos.

Glifos especiales y ligaduras de Algarabía».
Mira nomás esos magumbos, apá.

T: ¿Tienes planes para eventualmente aumentar la familia Algarabía?

Leo: No por el momento. Tengo más planes para terminar y convertir en fuente variable a Bunker, y de ampliar y actualizar Lectura, que me parece ya cumplió con su tiempo de uso, y que ha mostrado que funciona bien para los fines con que se realizó: texto, lectura profunda. Trato de encontrar el tiempo para hacerlo y además de actualizarme. Hay muchas más herramientas para automatizar las partes tediosas del trabajo tipográfico, que quitan mucho tiempo.

Sobre tus proyectos en general

Doble página abierta del libro «Lectura: el diseño de una familia tipográfica», mostrando la fuente «Lectura» en peso regular
Libro «Lectura: el diseño de una familia tipográfica».

T: Ya habías diseñado Lectura, para la revista Artes de México, en la cual invertiste cinco años trabajando con FontLab, además de Bunker y Señal México. ¿Qué similitudes y disparidades encontraste entre cada proyecto? ¿Qué aprendiste de un proyecto que te pudo ayudar a mejorar el otro?

Leo: Son proyectos que hice en momentos de vida bien diferentes. Cada proyecto es el resultado de un montón de ideas que cruzaban por mi mente. Bunker es totalmente experimental y la hice en una noche. Fue una catarsis a mucha tensión que tenía en ese momento. Lectura fue un intento de hacer una letra «mexicana» para texto. La historia está en el libro que publicó Artes de México con el mismo nombre. Y Algarabía, ha sido el proyecto mas amplio y profesional (por los requerimentos que me fueron solicitados que fueron muy específicos) que he realizado.

Portada de un disco de Underworld.
Aclaración: Leo no diseñó esta portada. : )

T: ¿Escuchas música mientras trabajas? Danos cinco de tus bandas favoritas para hacer letras.

Leo: Siempre trabajo con música y oigo absolutamente de todo. Dependiendo de lo que tenga que hacer y de al concentración que necesite voy desde lo electrónico puro (Underworld), pop en inglés (SIA), rock progresivo (Mike Oldfield), alternativo (Parcels o HAIM) y toda la música clásica que me fascina: ópera y piano –principalmente– o música de cámara. También me gustan la cumbia, salsa y reguetón, que con Karla mi pareja luego bailamos para sacar el estrés. A lo que sí no le hago es a la banda.

Portada del libro «Type: A secret history of letters».
Algún día reseñaré aquí este libro.

T: Ya de paso, compártenos los títulos de tus tres libros más queridos sobre letras, y dinos qué tiene de bueno cada uno para ti.

Leo: Me encantan los libros: son mi fetiche. Tengo la fortuna de hacer diseño editorial y de ser tipógrafo: eso me hace particularmente obsesivo con ciertas cosas. Los libros de pura tipografía o de «diseño» tipográfico me parecen re-aburridos. Los prefiero cuando son de historia, para poner todo en contexto y entender el porqué de todo. Cuatro libros a los que vuelvo recurrentemente son:

The Secret History of Letters. Simon Loxley. Ibtauris.com. La editorial Campgraphic tiene una versión es castellano que se llama La historia secreta de las letras).

La aparición del libro. Lucien Febvre, Henry Jean Martin. Colección «Libros sobre libros». Fondo de Cultura Económica. México.

Oralidad y Escritura: tecnologías de la palabra. Walter J. Ong.

En el viñedo del texto. Etología de la lectura: un comentario al Didascalicon de Hugo de San Víctor. Iván Illich. Fondo de Cultura Económica.

T: Tuviste una estadía de años en Francia. ¿Consideras que Algarabía o tus proyectos tipográficos en general tienen cierta inspiración en temas ya sea mexicanos o franceses?

Leo: Siempre admiraré que los franceses son una cultura a la que no le da miedo experimentar en todos los campos; culinario, arquitectónico, literario, en la moda, y obviamente en el tipográfico. Como resultado de esa experimentación siempre hay innovación. Creo que de ahí viene un poco encontrar mi propia voz, pero pensando en mi realidad y mi momento. Siempre trato de hacerlo lo mejor que puedo, pensando en que pueda seguir funcionando muchos años más.

Acercamiento del dorso de la mano de un alumno del autor, con una impresión de tipo de madera encima.
Manita de una de mis alumnas de Tipografía I.

T: Como profesor, ¿has encontrado alguna técnica para imbuir en tus alumnos el gusto por la apreciación tipográfica?

Leo: En las clases trato que los alumnos la descubran y la valoren a través de su historia, o de ejemplos que les resulten familiares. Para ellos siempre es un descubrimiento agradable y cuando quedan «inoculados» algunos desean seguir adelante y otros no. Eso se nota más en las clases de editorial, que es pura tipografía en acción. No a todos les interesa y está bien. Luego descubren las posibilidades tipográficas existentes en la animación, cuando hablamos de cine… y entonces la cosa adquiere otra dimensión.

Sobre ti, como persona

T: Por tu fuente Bunker recibiste un premio del Type Directors Club. En últimos días, la organización estuvo bajo la crítica de un ex miembro de origen latinoamericano, quien los tildó de racistas a raíz de las respuestas que obtuvo al proponerles dar membresías gratuitas a grupos étnicos específicos. ¿Tienes alguna postura al respecto?

Leo: Las asociaciones están hechas por personas. Esa organización en cuestion sobrevivió más de 70 años, y muchísimas personas en el mundo (como yo) vieron su trabajo «respaldado» en sus publicaciones en papel y digitales. Creo que el error de las personas que formaban la última mesa directiva estuvo en no saber entender la realidad que nos está tocando vivir, donde los temas de diversidad, igualdad, inclusión, minorías, etc. permean todos los medios y es necio no darles su importancia y espacio dentro de las instituciones.

T: Eres parte del grupo de diseñadores que han iniciado el proyecto de una agrupación tipográfica mexicana. Grosso modo, ¿cuál es la finalidad buscada con este proyecto? ¿Con qué dificultades se han topado? ¿En qué va?

Leo: Presido la primera mesa directiva y ha sido todo un reto. Primero porque esto comenzó unos quince días antes de que se declarara el «quédate en casa» –a mediados de marzo de este año–; y segundo, por lo que implica un proyecto así, con las ambiciones que tenemos. La ATM (Asociación Mexicana de Tipografía) está conformada por las personas que han participado desde su origen en la formación y creación de la profesión de tipógrafos en México desde hace más de veinte años. Como decía, no ha sido fácil, pero tenemos el compromiso de que antes del fin de 2020 se publicará en nuestro sitio toda la información sobre su funcionamiento, objetivos, misión, afiliación y beneficios. Confiamos en que que sea bien recibido por la dinámica comunidad actual y en el futuro de todo el público al que le interese la tipografía; no sólo a los tipógrafos.

Viñeta ornamental antigua para cerrar la entrevista.

Puedes contactar a Leo a través de leosman@gmail.com.

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